7.26.2007

Nunca es suficiente

No basta una lágrima para abarcar el vacío.

Aún si besa tiernamente la mejilla
- aunque queme-
no ahuyenta al olor que carcome el alma y pesa,
se desliza, extiende y se tensa.

El hedor desesperado repta, suspira y se calla
con el mismo silencio de pies pequeños, descalzos y sucios,
de perros hambrientos, flacos y dolientes;
como el de viejos
o miradas fugaces a un cielo inabarcable,
como nada,
como manos que tiemblan,
como gritos silenciosos
o puertas cerradas.
Como de ojos cerrados que escurren
manchando.

No basta una lágrima
para olvidar la tímida fetidez de los asilos,
hospitales,
vagabundos,
ancianos,
de la cárcel.

Y huyen desesperados del olor que se absorbe y sofoca
se retiene y transpira,
se advierte tan humano
y tan muerto
que da escalofríos.

Y nos perfumamos para que nadie note la tristeza
y buscamos algo en los basureros.


No basta una madre,
un padre
o un hijo.

No basta la vida para abrazar al cielo

6.16.2007

feliz día del padre

instrucciones...¿para?

Casa Tomada - Cortázar

3.13.2007

EL Delito

-Ya no llores, por favor, no llores. Así no puedo pensar.
-¿Cómo quieres que no llore con lo que me hiciste?
-Perdóname...
-Es que no puedo. Tan sólo verlo ahí tirado, destrozado. Se ve tan poca cosa ahora...y todo es por tu culpa. No puedo tener una sola ilusión sin que la destruyas. ¿Por qué lo hiciste?
-No sé. De verdad no sé ¿Cómo quieres que sepa? Ví cómo lo veías ¿Creías que no me iba a dar cuenta? Ese brillo en tus ojos, esa mirada, cómo mojabas tus labios...es que no puedo resistirlo, simplemente no puedo.
-¿Qué es lo que no puedes resistir? No te entiendo.
-¡Que seas feliz!
-¿Tanto me odias?
-Sabes que no te odio. Sabes que lo mirabas demasiado, que no podías concetrarte en otra cosa, que no dejabas de pensar en él.

El reloj de pared emite su insistente, insoportable repiqueteo en lo más alto, en un punto casi imposible de distinguir a simple vista.
La luz a través de la ventana comienza a desaparecer.
Ahora los dos están llorando, hasta que él reacciona y le toma la mano con timidez.

-Mira, si seguimos llorando y no pensamos en lo que haremos nos encontrarán, y lo verán...así. Tenemos que desaparecerlo.
-¿Y cómo piensas explicar lo que pasó?
-No sé, no importa, ya veremos. Tienes que ayudarme.
-¿Por qué habría de hacerlo? ¡Yo lo quería!
-Porque me quieres y nada más por eso. No me importa lo que digas yo sé que me quieres.

Por unos larguísimos instantes se miran a los ojos. Ella sabe que es cierto, pero el odio le nubla la vista. Un odio pasajero, por supuesto. Él lo sabe y se vale de eso, es demasiado inteligente. Quisiera destruirlo, pero no es el momento. No ahora.

-Además, si tú me denuncias nos separarán. No sé cuánto tiempo pasará antes de que volvamos a vernos. Te quedarás sola. Y yo...no sé qué pasará conmigo.

Ella suspira desesperada, mira alrededor intentando buscar una señal. Se acerca a la enorme mesa y tiene que hacer un esfuerzo para tomar unas servilletas.

-¿Crees que vas a limpiar con eso? ¿Qué no ves la cantidad de...esa cosa? Esas manchas no se quitan así.
-Ah ¿entonces cómo? Sabes demasiado. Ya lo habías hecho antes ¿verdad?
-¿De qué estás hablando? Estás loca. Si sigues peleando se nos va a acabar el tiempo. No tardan en llegar y lo descubrirán.
-Bueno, entonces lo que tenemos que hacer es deshacernos de él, de todos los pedazos, luego limpiamos el piso y las salpicaduras.
-Trata de no mancharte, porque seguro inspeccionarán tu ropa cuando no lo encuentren.
-Voy a buscar algo en dónde meterlo.

La casa se ha vuelto más grande en los últimos minutos, parece un laberinto. Ella siente cómo el miedo la ha mareado y ya no reconoce su propia casa. Corre entre las habitaciones, se tropieza, cae y siente que las lágrimas inundan sus ojos, pero no puede dejarse vencer. Finalmente recuerda lo que ha visto en televisión y opta por una bolsa de plástico. Cuando regresa a la cocina él está inclinado, mirando hacia el piso, como hipnotizado.
Lo llama por su nombre y agita la bolsa para despertarlo de su letargo. Él parece no comprender.

-Mira, lo metemos aquí y luego...lo enterramos en el jardín, por ejemplo.
-No tenemos tiempo para eso. Además, nos ensuciaremos la ropa de tierra y sospecharán. Tiene que ser algo más limpio que eso.
-¿Lo tiramos a la basura? El basurero de afuera es bastante grande, además, como está en pedazos será más fácil hacerlo caber. Podemos envolverlo en más bolsas, y echamos periódico y...
-Lo descubrirán inmediatamente.
-¿Lo quemamos?
-No arderá rápido, está como...húmedo. Y el olor...

Se miran, comprenden. Ambos saben que existe una solución. Lo saben porque habían soñado con eso días atrás. Sin atreverse a confesarlo sabían que el otro deseaba lo mismo, era como una obsesión. Por eso los celos de él, por eso el odio; porque él también lo deseaba.
Ahora no importaba, ahora ya no era la gran cosa. No era hermoso ni atractivo ni...sin embargo estaba ahí, había que deshacerse de él antes de que alguien descubriera el delito. Les tembalaban las manos. Una gota de sudor corría por la frente de él y sus ojos, incapaces de parpadear, la absorbieron. Le ardió pero no perdió el control. Sabía que ella pensaba lo mismo y que lo entendía pero que no se atreveria a decir nada si él no hablaba.

-Lo comeremos. Así nadie lo encontrará jamás. Tendremos cuidado de no ensuciarnos. Es más, nos quitaremos toda la ropa para no ensuciarla y luego nos bañaremos. Todo habrá desaparecido. Las manchas y salpicaduras serán fáciles de limpiar. Incluso con servilletas si quieres, ya que tanto te gustan.

Los labios le temblaron ligeramente y trató de ocultarlo bajando la cabeza, no quería que él lo notara. Él la comprendía perfectamente, seguramente se sentía culpable de haberla hecho sufrir y por eso ahora ofrecía esa solución. Era viable, era muy viable pero no podía darle el gusto de sentirse mejor. Era el momento de la venganza. Se olvidó de las consecuencias y gritó:
-¡Claro que no! ¡Qué asco!

Él estaba desesperado. El sonido del altísimo reloj que colgaba de la enorme pared le recordaba que no les quedaba mucho tiempo. Se miró las manos. La miró de reojo. Estaba enojado, se sentía com un animal. Tenía ganas de echarse sobre ella, de jalarla del cabello y llenarla, ensuciarla de todo eso para que admitiera que era lo que quería, que era lo que había provocado con sus miradas, sus insicnuaciones, sus labios...
Respiró hondo y decidió actuar fríamente. Ella no podía resistirlo mucho, lo quería y tendría que ayudarlo tarde o temprano, o al menos cubrirlo.

-Pues si tú no me ayudas no me importa. No me voy a quedar aquí esperando que nos descubran y me lleven y me quieran hacer pagar por algo de lo que no me pienso arrepentir. Me voy a quitar la ropa y me lo voy a comer...todo, pedazo a pedazo. Tú tendrás que ver, y si no quieres, vete o empieza a limpiar. No voy a dejar que me castiguen, que me lleven y que tengas el gusto de verme mal.
-¿Y si hablo?
-Nadie te creerá, no habrá pruebas para incriminarme.

Ella lo vio quitarse la ropa. Luego miró el piso. Luego el reloj. Si al menos no estuviera tan arriba y pudiera ver la hora, así sabría cuánto tiempo quedaba.
Le aterraba la idea de que los descubrieran, pero más aún de que no les diera el tiempo y los encontraran así: desnudos, devorando como salvajes. No podría soportar la humillación.
Sin embargo...parecia que él lo estaba disfrutando. Sentía repulsión y a la vez necesidad de...Sentía odio hacia él pero era cierto, nunca podria odiarlo del todo. No podía pensar. Ahora él se quedaría con todo y ella con nada.
Abrió la boca, cerró los ojos y sumergió su mano...aún estaba caliente. Sintió ganas de vomitar pero era muy tarde, ya estaba demasiado invlucrada, así que lo introdujo en su boca y tragó.
El sabor no era malo, era dulce incluso, mejor de lo que había esperado.

De repente el sonido del reloj se opacó. Sintieron que la puerta que daba a la calle era abierta, oyeron pasos. Abrieron los ojos para enfrentarse con el miedo del otro. Terror. En lo único que pudieron pensar era en vestirse. Como pudieran, con lo que encontraran, ensuciándose como animales. Ahora habían denigrado el crimen. Nadie creería que había sido por celos, un sentimiento humano y espiritual. Culparían a la gula, a la lujuria. Los juzgarían como a bestias que responden únicamente a sus instintos y no razonan. Los verían con esa mirada como de superiores, como si ellos nunca lo hubieran hecho. Bastardos. Como si fueran mejores por ser más poderosos. Cerdos.
No alcanzaron ni siquiera a ponerse de pie cuando la puerta se abrió. Estaban perdidos, humillados, descubiertos.

-¡Castigados! ¡Están castigados!...Jaime, ven a ver o que hicieron tus hijos.

Cólera, ella sólo fingía la cólera, ellos lo sabían y eso los hacía sentir más desprecio.

-Me pasé toda la mañana hciendo ese pastel ¡Son unos cochinos! ¡Mira, mira cómo dejaron mi piso! ¡Y su ropa! Váyanse a bañar. No quiero verlos, y se van cada uno a su cuarto, y no pueden hablarse hasta que yo diga.

2.15.2007

Sobre el amor

La mayoría detesta que exista un día para celebrar el amor y la amistad.
Creen que es cursi, publicitario, meloso, estúpido...
Sin duda así se ha vuelto, pero si nos vamos al fondo del asunto. El amor y las relaciones humanas son lo que nos alimenta y nos permite seguir vivos. Es parte de la razón de nuestra existencia.
Otra vez, frases cursis y hechas. Ni modo, no hay manera de expresarlo. No hay cómo hablar de eso sin destruirlo, porque se trata de una esencia inasible. Apenas rozada por pintores, poetas y locos.
Los amargados que no tenemos pareja y que nos dejamos envolver por la publicidad que nos circunda nos sentimos desgraciados al notar que el día al que nos enfrentamos se presenta lleno de corazones, globos, flores y demás melosidad asquerosa, intragable, insufrible.
Los que tiene pareja se enfrentan a la difícil desición de unirse ala cursilería por temor a que el otro piense que no es correspondido.
No es recomendable quedarse con eso. Con lo que la gente común de poca imaginación utiliza para expresar sus sentimientos.
Más provechoso resultará reflexionar (o no reflexionar y simplemente hundirse) en el sentimiento.
Porque todos hemos querido y seguiremos queriendo, porque nuestras amarguras tienen de fondo una luz de lo que fue y aunque ya no sea sigue ahí, por que es lo más grande.

2.01.2007

Profeta multicolor


“Espera lo inesperado”

Hoy un payaso del semáforo y yo esperábamos juntos el alto en un camellón; yo para seguir con mi camino, él para seguir con su trabajo.
En eso, el extraño sujeto me interpela diciendo:
-Amiga: Dios te ama… y yo también.
Si un idiota en bicicleta, o un albañil, o un tipo de traje, o un sujeto de la escuela, o cualquier otra persona del mundo me hubiera dicho eso; seguramente me habría molestado, aunque sea un poco; pero no hay que perder de vista que quien me hablaba era un payaso.
Portaba colores de pies a cabeza. Tenía nariz roja de plástico y todo. Esa especie de payasos - los de semáforo- suelen llevar el pelo largo, negro y chino. Así se da esa especie, supongo. Los de circo lo llevan vede o rosa… En fin, volvamos al hecho:
Me quedé perpleja intentando verlo a los ojos, desgraciadamente su nariz roja me distrajo. No pude evitar sonreír. Era el piropo - pensé- más original que me habían dicho en el día.
Los sujetos que suelen ofenderme en la calle con sus piropos (entiédase idiotas en bicicleta, albañiles, viejos en traje, nacos en autos, un tipo en muletas…) no acostumbran ser originales. De hecho, todos dicen lo mismo. A la mayoría ni siquiera se les entiende. Se alcanza a distinguir únicamente un balbuceo con voz atrevida y a la vez ofensiva, algo como: “preciosa” o “grasosa” o “carnosa“ o “babosa”… lo mismo da.
El caso es que agradecí cortésmente la muestra de afecto del payaso. Después de todo ya habíamos esperado juntos el alto un par de ocasiones antes (eso creo, aunque bien podría haber sido otro payaso de semáforo).
El extraño ser se sintió entonces alentado a seguir la conversación y comenzó a hablarme de la palabra de Dios.
“¿Qué es esto?” pensé un tanto asustada “¿Un payaso misionero? ¿Le doy dinero?” Me es imposible repetir sus palabras porque no las recuerdo, ya que estaba ocupada preguntándome cosas como las que he mencionado. Lo que sí recuerdo bien es que me indagó si yo servía al Señor. Estuve a punto de decirle que no creo en ningún Dios, que no me importa la religión, etc., etc., pero pensé que eso rompería el encanto y que además el alto estaba próximo a llegar y ese tipo de revelaciones requieren algo más de tiempo que una luz verde. Además, en todo caso, yo tengo un hijo y hacerse cargo de una criaturita inocente del Señor puede considerarse, en mis términos, como servir a Dios. Podría explicarle esto en un par de luces verdes si era necesario. Por lo pronto me limité a decir con voz un tanto insegura:
-S-sí.
Y entonces remató el predicador:
-¿Y lo sirves con hechos o nomás de palabra?

Se esfumaron mis respuestas. No atiné a responder. Recordemos que no me encontraba ante un sacerdote ni un intelectual en un café, ni siquiera un familiar entrometido. Estaba frente a un tipo de ser humano pintado de colores que me miraba de forma preocupante.
“Chin, ya me condené” pensé, recordando alguna cosa que leí en algún lado escrita por alguna persona similar a la que tenía enfrente.
Entonces el profeta multicolor sentenció un par de citas de la Biblia (o tal vez serían de algún párroco o incluso podrían ser de un moderador de doble “A”). Desgraciadamente el rojo se puso y no alcanzó a convencerme. Yo continué mi camino de perdición y él se puso a trabajar, lanzando unas bolas que parecían tocar el cielo, donde seguramente los ángeles y ese tipo setres se alegrarían de verlas subir y bajar. Él posiblemente ya no pesnaría en esto, ya que tenía que concentrarse, medir el tiempo, ganar dinero. De algo tienen que vivir los obreros de la Fe.

El Humo Azul



El que ahora miras bailar y moverse entre el humo azul del escenario, es el hombre que recogerá tus suspiros desesperados.
El hombre sin nombre, sin color,
que regala rosas de madrugada y desaparece al amanecer.
El hombre con piel lisa adornada con dragones que recuerdan los cuentos que el abuelo contaba a los cinco años.
El hombre con dibujos de fantasía en el cuerpo.
El hombre de fantasía que no pertenece a tu mundo.
El hombre sombra que besa los brazos,

su sonrisa dice todo sin necesidad de decir nada.
Él brilla en el escenario bailando de noche.
que toma tu mano con una mano grande y firme
y te bautiza en su sudor para que empieces a existir desde ahora.
El otro, él (y ninguno).
El que es como todos y como nadie.
El hombre de sombra y de noche que besa tus labios.
que esconde su mirada porque no tiene.
El que baila, repta entre tus piernas, se mueve, se detiene y sigue bailando, porque no pierde el tiempo pensando, prefiere cerrar los ojos y olvidarse, y reflejarse en los tuyos y tomar esa imagen y besarla y devolvértela sin lágrimas, sin prisa, sin tiempo.
Y vuelve a bailar y a detenerse, y entonces duerme,
y el ritmo de su respiración invita a un nuevo baile interminable y mortal.
Es como el mar que ondea, enorme, en perpetuo movimiento. Que respira y arrulla y luego obliga a temerle. Como el mar que te envuelve, te asfixia y te da vida. Ondulante, fuerte, magnífico. Aunque es un mar que se evapora y que no existe, que se parece más al cielo porque flota.
Él sólo es una nube, pertenece a un sueño de ojos abiertos.
Él fuma cigarros sin olor que producen un humo azul que provoca que las sombras queden tatuadas en el cuarto.
Con un abrazo fuerte y un beso suave, te sumerge en el sueño doloroso de su breve existencia.

Pues sí, todos podemos ser cursis. Tenemos derecho ¿no? Desde que Sibo dijo que la cursilería no es pecado la he practicado sin temor a Dios.



1.23.2007

TESIS CON ENCUESTAS

Alguien cuyo nombre no mencionaré (porque es un personaje respetable, respetado y que no tiene la culpa) mandó muchas copias (es un alma caritativa) de una encuesta que requiere realizar una...digamos compañera (ya qu eno colega) de la Escuela de Letras.
Esta encuesta, según dice el mail, la ayudará a hacer su tesis.
Anexo la encuesta a continuación por si a alguien le interesa (suponiendo que alguien lea mi blog algún día):

Preguntas:
Nombre completo:
¿Qué piensan de los productos Light?
¿Consumen algún producto Light? ¿porqué? Alguna bebida?
¿Se dejan llevar por la publicidad de estos productos?
¿Sacrifican el sabor por la menor cantidad de calorías?
¿A quien perciben que van dirigidos estos productos?
¿De los bebidas Light que has probado, te sabe igual el producto de categoría Light al normal?
¿al consumir un producto Light, revisan la etiqueta o únicamente ven la imagen?
¿Cómo entienden los productos Light al ver su imagen?
¿Diferencias el empaque del producto normal que del Light? ¿qué diferencias encuentras?
¿El empaque da a entender bien la finalidad del producto?
¿Qué elementos te llaman la atención del empaque de los productos Light?
¿cuantos años tienes?
¿ has consultado a algún nutriólogo alguna vez?
Ayúdate e las siguientes imágenes para responder (y aquí viene una serie de fotitos de productos normales y su versión light)

Ahora, mi aburrimiento no es tanto cmom para contestar esta encuesta, pero si lo es para formular una nueva. Apreciaría que alguien la respondiera:
  1. ¿Se puede hacer una tesis con encuestas?
  2. ¿Hay algo remotamente relacionado en este tema con Lengua y/o Literatura?
  3. ¿Por qué?
  4. ¿Esta tesis ya está aprobada?
  5. ¿Voté yo en el Consejo por ella?
  6. ¿Quién será el asesor?
  7. ¿Por qué molesta al mundo con esto cuando hay cosas más importantes que hacer como averiguar qué chingados es ZERO?





1.03.2007

año nuevo

Se supone que tendría que decir algo por el nuevo año.
Se supone que es una ocasión especial y que todos deben de hacer comentarios.
Es importante porque justo en estas fechas (en otro año) empecé con este Blog. Recuerdo (la verdad no recuerdo ni madres, pero puedo leer mis primeros posts) que no sabía qué decir.
Ahora sigo sin saber qué decir y mi Blog no ha dejado de ser una porquería.
La vedad es un poco satisfactorio saber que nadie lo lee, y si lo hacen (que no creo) no tiene nada que decir porque no se molestan en perder el tiempo.
Me gusta.
Este nuevo año lo comienzo como el pasado: sin esperanzas, sin novio, sin futuro.
Pero no con tanta desolación. Al menos tengo unas cuantas cosas nuevas (unas mejores que otros) y mi casa para mí solita. Esta vez sin miedo.
En fin, eso qué le importa al público...y es lo chido, porque no tengo público. Esto no se lo digo a nadie sino a mí misma para recordarlo el próximo año que tenga que escribir algo especial por año nuevo.
FELICIDADES
Hagan todas las estupideces correspondientes a este año pero no repitan las del anterior. Ya no están in.